miércoles, 2 de junio de 2010

Sigamos




Lunes, 15/6/09

              Creo que ya me sé los nombres de todo los niños. Me ha tocado sentarme en dos diferentes mesas así que puedo asociar perfectamente sus caras con sus nombres y el lugar en que se sientan. En la mesa de Jai (hoy tampoco estuvo) nos sentamos Ron, Assaf, Omri, Roxana (se dedica al cuidado de Ron porque dicen que tiene un leve grado de autismo) Yehuda, Iotam, Daniel, Keren, Ofec y  Jai.

              En la mesa de Ilanit se sientan Ili, Shoam, Ema, Ester, Jonatan, Noah, Jazmin, Neta, Yali e Ilanit. En la mesa de Raavit se sientan, Noah, Rany, Ofir, Michael, Aya y Iuval. Creo que estos son todo los niños, aunque quizás se me olviden un par de nombres.
              Cuando los niños llegan en la mañana, tienen la opción de jugar libremente o de sumarse a una actividad guiada por un facilitador (amasar pan, pintar con acuarela o lapiz de cera de abeja o modelar con cera, o bien preparar el desayuno y poner la mesa). Por lo general juegan, luego se sientan a realizar la actividad, terminan y siguen jugando. Hoy me tocó sentarme a la mesa para pintar. Raavit me explicó cómo preparar el material: cortar la punta de las hojas (lo cual me pareció exagerado), meter la hoja en un pote con agua, poner la hoja mojada sobre una tabla de melamina para pintar, pasarle un pincel a los niños y pedirles que cada vez que  quieran cambiar de color deben lavar el pincel y luego coger el nuevo color. Luego, una vez terminada la pintura, ponerle nombre y colocar la tabla con la hoja en el carrito (el carrito es un caja rectangular  de madera dispuesta verticalmente, con ruedas. Las tablas van colocadas como bandejas (similar a los carros de comida de los aviones o a un horno). Varios niños se acercaron a pintar. Esa mañana también apareció otra chica, se sentó con material para bordar. Ningun niño se le acercó. Creo que también estaba a prueba.

              Luego vino el ritual del desayuno, luego jugamos en el patio, luego el ritual del cuento, luego el almuerzo, luego juego en el patio, luego preparar los colchones para la siesta de quienes se quedan por la tarde, ya están llegando algunas madres y padres a recoger a sus peques son como las una y media de la tarde. La madre de Ester me pregunta que quién soy y que qué hago aquí o si es que voy a trabajar en el jardín, le digo qué si (esta conversación fue en hebreo, por lo que no puedo asegurar que lo que me preguntará es lo que he dicho que me ha preguntado). Más tarde, Ilanit me comentó que los padres empezaron a meter bulla y preguntar que quién era yo, que de dónde era, que qué onda conmigo. Me dijo que si me volvían preguntar les dijera que estaba en un periodo de prueba.

              He tratado de encontrar información sobre el método Waldorf en internet, no hay mucho material. Sin embargo dí con un sitio llamado Waldorf Watch, que es la pagina de un tipo que vivió gran parte de su vida envuelto en el ambiente Waldorf y se muestra como un detractor del sistema, especialmente debido al misticismo implícito en la Antroposofía y la creencia en vidas pasadas y futuras por parte de los seres humanos, explica por ahí que la idea de Steiner es fomentar la evolución del alma-espíritu de las personas para que avancen hacia la gran alma cósmica, creo, o algo así. Si bien la Antroposofía me parece una importante fuente de saber, me incomoda el espíritu sectario y New age que posee, me perturban los espíritus que creen ser libres y andan por ahí mendigando la  aceptación del gurú de turno. Me da la impresión de que una carencia enorme rige la voluntad de las personas que buscan en estás religiones alternativas la salida o apertura, nuevamente, a la salvación. Esa carencia, sin embargo, es el material a modelar en las nuevas generaciones, de ahí parte de mi interés en jugar con los niños y buscar en ellos, en sus corazones, los posibles planes de fuga aún no enunciados.


Viernes, 16/6/09

              Jai me pidió que nos encontráramos en el jardín para finiquitar el contrato de trabajo. Básicamente me informó que él paga a sus trabajadores los mejores sueldos del mercado pues entiende que el trabajo es pesado y desea que la gente venga contenta a trabajar. Disque el sueldo que recibiré equivale al de una persona con al menos cinco años de experiencia trabajando el doble de las horas que me ha asignado.

              Como si fuera poco, me informó que desea que me encargue de Ron, un niño diagnosticado con PDD (cierto grado de autismo). Debo brindarle especial atención y preocuparme de desarrollar sus habilidades sociales y no dejarlo divagar mucho, me ha dicho la madre. A mi Juicio, Ron es un niño como los demás salvo que un poco “volao” (distraído, ensimismado a ratos).

Domingo, 21/6/09

              Jugué con Ron todo el día. Cuando me dedico al cuidado especial de Ron,  no debo realizar las labores que el resto de mis compañeros realiza en el Jardín. Como comentaba, me han pedido que desarrolle el sentido social de Ron y ayudarlo a interactuar con los demás niños, y no dejarlo divagar (se pone a hablar cabezas de pescado -dicen- o a decir rrrrrrrrrrrrrrrrr).

              En la mañana lo ayudé a cortar pepinos para la ensalada, traté de hacerle notar que el trabajo que está realizando es para el bien de todos, preguntándole quién se va a comer esta ensalada o para quién la estamos preparando, de esta forma pienso que él se creará la noción de estar haciendo algo no sólo para él, sino que para todos los demás. También jugamos en el patio, preparamos una torta y lo vi interactuar con otros niños. Cuando lo veo jugar con los demás no lo interrumpo, lo dejo y lo miro de lejos. Cuando veo que se queda solo me le acerco y trato entrar en su “ser” mirándolo a los ojos para ir  bajándolo sutilmente si es que anda volando. No me gusta mucho hacer esto, creo que debiese volar con él y tratar de que el me bajase a mí. Me da la impresión que si logramos intercambiar los roles puede que ayude a tomar conciencia del prójimo y sus necesidades. Pero bueno, entendamos que yo no soy ningún experto en estos asuntos y que me dejo llevar por mis instintos y unas cuantas lecturas educativas sobre la “patología” que aqueja a Ron.
Su madre, Tali, llegó a buscarlo y nos fuimos hasta su casa para conocer donde vive y de este modo poder ir a dejarlo los otros días. Me he hecho un perfil de su madre también.

Viernes, 3 de Julio

              He perdido al periodicidad con la que comencé este diario. Quizá el cansancio o el tedio. Mi vida cotidiana y sus vaivenes. Mi Hijo Emilio ya tiene un mes. Llora la mitad del día y la otra mitad lo duerme. La Avital anda como zombie, muy cansada. Amamantar es una labor que demanda mucha energía por parte de la madre, y si bien ella es muy poderosa, se nota que anda exhausta por la vida. Además, no habiendo disfrutado de un prenatal y un posnatal, es admirable ver como sigue echándole pa delante, sin quejarse y haciendo sus mayores esfuerzos para que nuestro clan  ande tiki taka. Yo por mi parte, trato de ayudarle con el niño lo más que puedo. La mejor forma es sacándoselo de encima para darle un respiro. Así que parto con él a caminar con los 30 grados de calor a la asombra que hacen en esta ciudad. Todo me suda, pero cuando el niño para de llorar todo es primavera, corre el viento y me refresca las ganas todas.

              Ayer nos visito una amiga de una amiga de Avital. Después de mucho tiempo sin verse volvieron a encontrarse por cosas del azar o la casualidad si es que existe o mejor dicho, las circunstancias de la vida las encontraron. Resulta que Keren es la encargada de un proyecto de huerta urbana a pocos minutos de nuestra casa. La municipalidad les ha cedido un terrero donde alrededor de 100 familias cultivan vegetales, yerbas, arboles, flores, etc, etc. Hay un área común y parcelas privadas de 1x3 metros. Conversamos sobre el proyecto y quedamos para el lunes siguiente a eso de las 17:30, cuando el calor haya mermado. Lo rico es que ella basa sus métodos en la Permacultura, y argumenta que  le gusta trabajar la tierra en  conjunto con otras personas para establecer lazos.

              Quiero comentar dos aspectos muy importantes para mí antes de continuar. Deseo hacer notar, sobre todo por lo increíble, aunque a estas alturas ya no tanto, pues los que me conocen bien saben algo de cómo mi vida va modelándose en base a mis más sinceros deseos, al amor por el prójimo y mi mismo, el obrar por instinto hacia lo que considero beneficioso para mi y los demás, la certeza divina de que el mundo exterior y mi mundo interior son el mismo. Resulta asombroso el hecho de que en menos de un mes de haber llegado a Tierra Santa (es Santa porque aquí lo que deseas de corazón se vuelve realidad) me encuentre trabajando en un jardín infantil antroposófico y pronto a sumarme a una iniciativa de permacultura urbana. De hecho, el valor semántico de la palabra jardinero, tanto en hebreo (ganán) como en español, aluden a estos dos roles que de un tiempo a esta parte, se han transformado en el núcleo de mis intereses y actividades. Destacando el efecto mágico premonitorio del propio título de este diario.

              En el jardín va todo muy bien. Los niños me demuestran su amor y yo les correspondo. Jugar en serio es realmente bueno para el espíritu, sumergirse en la  infancia es algo que para los adultos está vetado por las leyes y la moral patriarcal. Es una herejía declarada. Ser niño es algo que ha de ser superado, es menester crecer para trabajar; así rezan los códigos de la adultocracia.

              El miércoles fuimos a jugar con los chicos al jardín de juegos del parque, los miércoles es día de pic nic. Salimos todos del jardín muy enchulados con gorros, sombreros, mucho bloqueador solar, agua, frutas, galletas, verduras y panecillos. Un par de chales para echar al piso y preparar el cocaví (revise la etimología de esta bella palabra). Jugamos un buen rato y lo pasamos muy bien.
Jonatan es uno de los más pequeños -si no el más pequeño- del jardín. Lo vi sentado bajo la escalera de un gran refalín (cinco veces su cuerpo) mirando a los demás subir. Me le acerqué y le pregunté si quería subir y me miró con cara de sí pero no. Le dije que subiera, que yo lo ayudaba, se lo repetí una dos tres cuatro veces, se acercó y volvió a sentarse, volví a insistir, le dije que tranqui que era muy fácil, que una mano aquí, la otra al lado, un pie aquí, el otro al lado (véanse las instrucciones para subir escaleras con la que los cronopios aprenden), se armo de valor y empezó, a la mitad quiso bajarse, le dije que no que vamos que ya estaba arriba, le pedí a Ron que justamente estaba arriba que lo recibiera y Jonatan continuó subiendo hasta que llegó. Finalmente se lanzó por el súper refalín. Después de un rato volvimos a cruzarnos. Me miró a los ojos como queriendo decirme algo muy importante, abrí mis abrazos y corrió a abrazarme. Luego se lo comenté a su abuela cuando llegó a buscarlo y no le causo mucha impresión, mientras que a mí, me emocionó tantísimo verlo  contento y feliz.

 
CopyLeft 2010 Ultra Salvaje Diario de un jardinero